Normalistas de Chiapas vuelven a las calles claman justicia

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Chiapas.- La muerte de Jesús Alaín Vázquez Pérez, estudiante de la Escuela Normal Rural Mactumactzá, no puede ni debe pasar al archivo muerto de la impunidad, sus compañeros normalistas siguen clamando justicia.

Su vida se extinguió el pasado 15 de mayo al caer de una góndola en medio de una persecución por parte de policías de la Secretaría de Seguridad del Pueblo de Chiapas. Hoy, sus compañeros exigen lo mínimo que una sociedad democrática debería garantizar: verdad, justicia y dignidad.

Las declaraciones de los normalistas son contundentes: no aceptarán que el dolor de la familia de Jesús sea usado como espectáculo político, ni que su memoria sea manchada por narrativas oficiales que pretenden minimizar la gravedad del hecho.

Lo que ocurrió no fue un accidente casual. Fue el resultado de una política represiva hacia los estudiantes normalistas, una política que, lamentablemente, no es nueva.

Puede ser una imagen de ‎12 personas y ‎texto que dice "‎MAi משי चरूर ¡Con tiza y con ίζ ስ Construimós la nación!‎"‎‎

Ya no son hechos aislados

Las normales rurales, como Mactumactzá y Ayotzinapa, han sido históricamente espacios de formación crítica para jóvenes de origen campesino y popular.

Pero también han sido incómodas para los gobiernos que las ven como focos de resistencia y organización. No es coincidencia que la represión hacia sus estudiantes sea sistemática.

La violencia hacia Jesús Alaín se suma a una larga lista de agravios que incluye la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, una herida aún abierta en el corazón de México.

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Incineración

Es indignante que a más de una década de esa tragedia, no haya justicia ni verdad. Los estudiantes lo dijeron con claridad frente al Palacio de Gobierno en Tuxtla Gutiérrez:

“Esa es la respuesta del gobierno a los estudiantes cuando levantan la voz y piden justicia”. La exigencia no es menor. Están pidiendo que no se les criminalice, que no se les persiga, que se escuche su voz y se respeten sus derechos.

La juventud levanta la voz

Hoy, más que nunca, debemos mirar con atención lo que sucede en las normales rurales. No sólo porque ahí se forman los futuros maestros que educarán a las comunidades más olvidadas del país, sino porque su lucha es también la nuestra: la de quienes no queremos un país donde la protesta sea castigada con violencia, donde la juventud sea perseguida y donde el dolor se utilice como moneda de cambio político.

Exigimos justicia para Jesús Alaín. Exigimos verdad para Ayotzinapa. Exigimos respeto para las normales rurales. Porque un país que persigue a sus estudiantes no tiene futuro.


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