Plan laboral para migrantes en Chiapas


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. – Chiapas impulsa plan laboral para migrantes deportados de Estados Unidos. En las últimas semanas, Chiapas se ha convertido en un reflejo de los cambios en las políticas migratorias de Estados Unidos y, al mismo tiempo, en un ejemplo de cómo la solidaridad y la visión pragmática pueden transformar un desafío en oportunidad.
Cientos de migrantes deportados bajo la nueva administración estadounidense llegan semanalmente a territorio chiapaneco, muchos de ellos desalentados por medidas como el fin del Estatus de Protección Temporal (TPS) o la eliminación de aplicaciones clave para solicitar asilo.
Frente a este escenario, el gobierno estatal ha respondido con un plan audaz: facilitar su inserción laboral y apoyar el emprendimiento, ha puesto en marcha un plan de inserción laboral y apoyo al emprendimiento con el fin de facilitar su integración económica y social.
Cada semana, cientos de migrantes llegan en vuelos comerciales a ciudades como Tapachula, Comitán y Tuxtla Gutiérrez, lo que ha llevado a las autoridades a intensificar acciones de acompañamiento laboral.
Según informó Pablo Aguilar, Secretario de Trabajo y Previsión Social del Estado, se han activado bolsas de empleo y programas de capacitación de acuerdo con las habilidades de los migrantes.
“Estamos trabajando con ellos a través de bolsas de empleo y capacitaciones, según sus habilidades”, indicó Aguilar en entrevista a medios nacionales.
Tan solo la semana pasada, más de 200 migrantes fueron atendidos y al menos 80 ya fueron colocados en empleos formales en empresas locales.
Esta estrategia surge como respuesta a los efectos de las recientes políticas migratorias del gobierno estadounidense encabezado por Donald Trump, que han incluido deportaciones masivas, la eliminación del programa de asilo “CBP One” y el fin del Estatus de Protección Temporal (TPS).
La estrategia no solo es humanitaria, sino necesaria. Con más de 24 mil deportados recibidos por México en dos meses —incluyendo a 4,567 extranjeros—, ignorar la situación hubiera profundizado la informalidad y la vulnerabilidad de estas personas.
En cambio, iniciativas como las bolsas de empleo, las capacitaciones y el fomento a pequeños negocios están demostrando que la migración, más que un problema, puede ser un motor de diversidad y crecimiento económico.
Migrantes en Chiapas abren pequeños negocios
En este contexto, Chiapas ha visto el surgimiento de pequeños negocios impulsados por migrantes, especialmente en el sector gastronómico. Un ejemplo es el restaurante “Rincón de Venezuela” en Tuxtla Gutiérrez, fundado por personas provenientes de ese país sudamericano.
“La mayoría de los venezolanos estábamos de paso, buscando el sueño americano, pero como eso no fue posible para todos, decidimos emprender con la gastronomía de nuestro país para subsistir”, explicó Paul Carrillo, fundador del negocio.
Carrillo destacó la buena recepción por parte de la población local:
“Nos sentimos bienvenidos por la gente de Chiapas y eso nos da fuerza para seguir adelante”.
Su compatriota Carmen Galicia también celebra el éxito alcanzado en poco tiempo:
“Este tipo de negocios no solo nos da la oportunidad de generar ingresos, sino que nos permite sentirnos parte de esta comunidad”.
El gobierno estatal subraya que los migrantes con experiencia laboral en Estados Unidos se integran con mayor facilidad en sectores como el turismo, los supermercados y la agricultura, siempre bajo el respeto de sus derechos laborales.
Este programa en Chiapas no solo busca mitigar la informalidad laboral, sino también construir un entorno más inclusivo para quienes, por circunstancias ajenas a su voluntad, han encontrado en México una nueva oportunidad de vida.
La administración de Claudia Sheinbaum ha dado un primer paso al prometer apoyo a los deportados, pero el verdadero reto será escalar estas acciones en un contexto donde las políticas de EE.UU. podrían intensificar las llegadas.
Chiapas, con su mix de pragmatismo e inclusión, ofrece una hoja de ruta. La lección es clara: en lugar de ver a los migrantes como una carga, México puede —y debe— capitalizar su potencial. La adversidad, después todo, también puede ser semilla de prosperidad.