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Megaproyectos y crimen organizado: EZLN

Megaproyectos y crimen organizado: EZLN

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El capitán Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) aseguró que los megaproyectos no promueven el desarrollo, sino que actúan como corredores comerciales para el crimen organizado.

Según Marcos, estos proyectos, como el Tren Maya y el Corredor Transísmico, no solo facilitan el tráfico de personas y drogas, sino que también representan una lucha por el control del cobro de extorsiones en la región.

 

Marcos destacó que, mientras que a los árboles y animales no se les pueden imponer cuotas, las comunidades y empresas que se establecen en estas áreas sí son objeto de extorsiones. En su comunicado titulado “Adagios”, emitido esta noche, argumentó que estos megaproyectos contribuyen al aumento de conflictos territoriales y la ausencia del Estado Nación en estas disputas.

El EZLN sostiene que la violencia atribuida al llamado “Crimen Organizado” no es una anomalía del sistema, sino una consecuencia del mismo. Según Marcos, el Estado busca un mercado abierto excluyendo a los pueblos originarios, mientras que las organizaciones criminales buscan controlar el territorio.

 

Marcos comparó la situación actual con el “Capitalismo Monopolista de Estado”, donde el Estado crea las condiciones para el desarrollo del capital, pero ahora el modelo es una “maniobra de pinza”: el Estado y el crimen organizado colapsan y despueblan un territorio, para que luego el gran capital entre a reconstruir y reorganizar.

 

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El capitán Marcos afirmó que no existe una alianza entre el gobierno y el crimen organizado, sino una operación mercantil costosa en la que el Estado ofrece su ausencia y el crimen organizado “compra” esa ausencia para llenar el vacío de autoridad en ciertas regiones. La ganancia es mutua para ambos, mientras que las personas que viven en esas áreas sufren las consecuencias.

En cuanto al “Crimen Organizado”, Marcos señaló que tanto el Estado como el capital cometen un error al suponer que estos grupos se someterán a las condiciones establecidas. Recordó que, al igual que los grupos paramilitares indígenas que se pensaban controlables y que llevaron a la masacre de Acteal en 1997, el Estado enfrenta sorpresas similares con el crimen organizado.

 

Finalmente, cuestionó por qué en un estado federativo militarizado durante 30 años, los cárteles ahora florecen con el aparente consentimiento gubernamental, y cómo el territorio mexicano parece estar más fragmentado que nunca.


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