La industria porcícola de México garantiza su prestigio y sólida competencia mundial
Empresas porcinas mexicanas son rentables, competitivas y están cada día más a la vanguardia en los procesos de producción.
Por: Ariel Velázquez
La Industria porcina de México en el mundo de la competitividad, ha dado un gran salto en la evolución, requiriendo un cambio de estrategias, permanente combate a los rezagos, innovándose tecnológica, digital y su gestión empresarial, como empresas sostenibles, que se convierten en un factor clave de éxito y prestigio para estar en los primeros niveles del mercado mundial.
Las empresas porcinas mexicanas no solo por normatividades se han visto obligadas a establecer nuevas estrategias; sino también por su visión humanista, bienestar y ambiental; han permitido adaptarse a incorporar cambios y mejoras que le van permitiendo ser más eficientes y productivas en los procesos, más competitivas y rentables, al mismo tiempo que se reducen costos, mejora calidad, satisfacción de los clientes y su gran contribución a la economía y desarrollo.
Establecen planes integrales de infraestructura de producción para el presente y futuro; una Estrategia Empresarial Agroindustrial” sobre la cual van operando en la búsqueda de lograr el crecimiento y sostenimiento de la empresa en su mercado de competencia nacional y a nivel mundial.
Con orden y progreso sistemáticamente fijan sus metas, parámetros económico-productivos e indicadores de negocio que son factores claves de éxito en una empresa agroindustrial y sus vínculos con la sociedad; logrando la armonía y participación.
Importantes para fincar las bases para la competitividad, con el Sistema modernos de producción; adecuada Infraestructura; innovadores Sistemas y procesos, la evaluación y proyección de comercialización, las ventas, la capacitación y formación de un gran equipo humano.
Esa es la gran importancia de la porcicultura en México y todo el mundo, la exigencia de la calidad e innovadores procesos de producción para la competitividad; son sustento de muchas familias tanto a nivel de traspatio como de pequeños, medianos y grandes corporativos de producción porcina. Una gran contribución nutritiva para la alimentación de la humanidad. Es de importancia económica para el hombre, miles de familias, grandes poblaciones y comunidades.
La industria porcina en el mundo tiene una importante participación en la economía, es una de las principales actividades económicas del subsector pecuario y en las últimas dos décadas, la porcicultura mexicana ha enfrentado cambios significativos en el entorno económico en el cual se ha venido desenvolviendo, motivando variaciones en ritmos de un mayor crecimiento de la producción.
Actualmente el consumo de carne de cerdo ocupa el tercer lugar en importancia en la producción de carnes en México y representa la actividad productiva con mayor captación de la producción de granos forrajeros.
La población mexicana consume anualmente más de 22 millones de cerdos, de los cuales, ocho se adquieren en el extranjero.
La competencia de la porcicultura nacional con los mercados externos, tanto con importaciones como con exportaciones de carne, ha enfrentado a los porcicultores mexicanos a los precios internacionales, lo que ha exigido que las empresas tecnológicamente se han equipado y son más eficientes y con mayores niveles de escala de operación para ser rentables y competir con porcicultores de todo el mundo; logrando resultados y grandes dividendos.
Los principales estados productores de carne de cerdo en canal son Jalisco, Sonora, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Yucatán, van cumpliendo la expectativa de tener el perfil gerencial o liderazgo que ahora necesitan las empresas modernas porcinas; teniendo grandes logros en los negocios agropecuarios en un mundo globalizado.
Con habilidades, pensamiento creativo e innovador, liderazgo, sentido humano, enfoque integrador con visión de oportunidades de negocio que van incorporando el ingrediente económico – productivo y estableciendo estrategias que generen productividad, competitividad y rentabilidad para la empresa. Ante el reto de adaptarse y encontrar áreas de oportunidad que les permitan ser más competitivas, en los mercados regionales y globales.
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